Una pérdida eterna - La muerte de Eva Perón y la creación de una comunidad emocional peronista
Sandra Gayol
El 26 de julio de 1952, tras dos años de enfermedad y una larga agonía, muere Eva Duarte de Perón. Más de dos millones de personas asistieron a los innumerables funerales y ceremonias que se realizaron durante quince días en todo el territorio de Argentina y aún muchas más pudieron escuchar todos los detalles de las exequias a través de la radio. El dolor, la tristeza, el desconsuelo y la gratitud embargaron a las multitudes que lloraron su muerte. ¿Cómo vivieron los hombres y las mujeres peronistas esta experiencia de pérdida que los unía en una identidad política y los distinguía de otras fuerzas? A partir de diversos testimonios, boletines médicos, mitines de campaña, oficios religiosos, disposiciones y decretos oficiales, discursos de Eva y Juan Domingo Perón, artículos periodísticos, programas radiales, fotografías, cortometrajes oficiales y cartas al presidente, Una pérdida eterna analiza la manera en que la dimensión emocional se integró en las discusiones ideológicas, en los debates políticos y en las disputas culturales del país en los años cincuenta. Así, examina de qué modo la muerte de Eva fue esencial para consolidar una "comunidad emocional" peronista, al mismo tiempo que mostró en todo su espesor el componente emocional del antiperonismo y la profundización de su radicalización política. Para Sandra Gayol, "este universo pasional que acompañó el advenimiento del peronismo al poder y se profundizó con el avance de la enfermedad, la agonía y la muerte de Eva no fue un mero añadido de los acontecimientos políticos de la Argentina de mediados del siglo xx ni un mero detalle de lo sucedido y de lo vivido por los contemporáneos, sino un elemento indisociable de una experiencia individual y colectiva, social y política a la vez y en muchos aspectos todavía indeleble".